No, no me he vuelto loco. Y los que me conocéis sabéis lo
que detesto los experimentos y la química en la cocina, sin embardo esta receta
que os voy a dar, aunque os pueda sorprender es la del más jugoso pollo al horno que podréis preparar.
La importancia reside ante todo con el bicho en cuestión,
hay que comprar un pollo de verdad. De los que pesan de 2 ,5 Kgs. en adelante, de los que
han picoteado por las granjas y buenos paseos se hayan dado.
Y ahora vayamos con esta preparación.
De entrada lavaremos el pollo en agua fría y a continuación
lo sumergiremos durante una noche en una salmuera a razón de 60 gr. de sal por
litro de agua. De este modo la carne se ablandará y por osmosis tomará la sal
necesaria para su posterior cocción.
A la mañana siguiente, sacaremos el pollo de la salmuera y
lo secaremos bien. Ahora es el momento de hacer todo lo contrario de lo que se
había hecho hasta ahora, es decir, abrirlo de patas y de alas, lo más abierto
posible sin que se rompa la piel. Meterle por el culete un limón y unas ramas
de tomillo y embadurnarlo con mantequilla.
Y ahora es el momento de meterlo en la “sauna”, bueno, en el
horno a 90 grados de temperatura y con las pechugas para abajo, ya que no
querréis que los jugos se vayan a la espalda que no os comeréis. SI a 90
grados. No se cocerá me diréis. Pues si a 90 grados y una hora por kilo, es
decir un buen capón de 3 kilos estará 3 horitas !
Transcurrido este largo espacio de tiempo, lo retiraréis del
horno y lo dejaréis reposar hasta que este frío, no menos de una hora. Siempre
con las pechugas boca abajo. No os preocupéis por su mortecino color blanco, el
pollo ya se ha cocinado, y si no lo tenéis claro ponerle una sonda (termómetro)
en la parte más
gorda de la pechuga y si la temperatura es superior a 65 grados el pollo está
hecho.
Ahora pondremos el horno a 240 grados, y ahora si, con las
pechugas boca arriba lo introducís en horno por unos 15 o 20 minutos, o hasta
que tome un bonito color dorado, unos 5 o 10 minutos más por el otro lado, y lo
retiráis del horno. Envolverlo en papel de aluminio hasta el momento de
trincharlo. No trincharlo justo después de salir del horno ya que las carnes
han de reposar siempre un rato antes de ser trinchadas.
Esta receta, no es mía, el de Heston Blumenthal, propietario
del restaurante Fat Duck en las cercanías de Londres. La he cocinado varias
veces y todo el mundo me ha comentado que era el mejor pollo asado que habían
probado.
Una salsa para acompañar este plato. Dorar unas carcasas de
pollo, que os facilitarán en el mismo puesto donde compréis el pollo, en una
cazuela, añadir una bresa de cebolla, puerro y zanahoria. Cuando hayan tomado
un color tostado, pero sin quemarse añadir una cucharada de harina y tostarla
un poco. Echar una copa de vino blanco o tinto, según os guste más el color de
la salsa y añadir tres vasos de agua y dejar cocer por espacio de media hora.
Colar el líquido restante y añadir unas hojas de estragón fresco y una copita
de brandy y dejar que hierva 10 minutos más.
Un delicioso puré de patatas o un gratin Dauphinois ( receta que encontraréis también en este blog), ideal para acompañar este jugoso pollo asado.
Fantàstic!!!!
ResponderEliminarProprio utile la tua ricetta, giá che domani ho degli invitati e volevo farlo! Grazie Alejandro!
ResponderEliminarVeramente un espectacola questo pollo. Me lo dice podo
EliminarTiene muy buena pinta intentaré hacerlo haber que tal
ResponderEliminarEres genial, Alejandro, nunca había leído una descripción tan precisa y tan pedagógica de cómo, cuanto, el què y el porqué de un proceso, que sólo con leerla dá la sensacion de estar en la cocina preparándolo... ummmm
ResponderEliminar