sábado, 20 de diciembre de 2014

Pollo asado al horno

No, no me he vuelto loco. Y los que me conocéis sabéis lo que detesto los experimentos y la química en la cocina, sin embardo esta receta que os voy a dar, aunque os pueda sorprender es la del más jugoso  pollo al horno que podréis preparar.



La importancia reside ante todo con el bicho en cuestión, hay que comprar un pollo de verdad. De los que pesan de 2,5 Kgs. en adelante, de los que han picoteado por las granjas y buenos paseos se hayan dado.

Y ahora vayamos con esta preparación.

De entrada lavaremos el pollo en agua fría y a continuación lo sumergiremos durante una noche en una salmuera a razón de 60 gr. de sal por litro de agua. De este modo la carne se ablandará y por osmosis tomará la sal necesaria para su posterior cocción.



A la mañana siguiente, sacaremos el pollo de la salmuera y lo secaremos bien. Ahora es el momento de hacer todo lo contrario de lo que se había hecho hasta ahora, es decir, abrirlo de patas y de alas, lo más abierto posible sin que se rompa la piel. Meterle por el culete un limón y unas ramas de tomillo y embadurnarlo con mantequilla.

Y ahora es el momento de meterlo en la “sauna”, bueno, en el horno a 90 grados de temperatura y con las pechugas para abajo, ya que no querréis que los jugos se vayan a la espalda que no os comeréis. SI a 90 grados. No se cocerá me diréis. Pues si a 90 grados y una hora por kilo, es decir un buen capón de 3 kilos estará 3 horitas !



Transcurrido este largo espacio de tiempo, lo retiraréis del horno y lo dejaréis reposar hasta que este frío, no menos de una hora. Siempre con las pechugas boca abajo. No os preocupéis por su mortecino color blanco, el pollo ya se ha cocinado, y si no lo tenéis claro ponerle una sonda (termómetro) en la parte más gorda de la pechuga y si la temperatura es superior a 65 grados el pollo está hecho.

Ahora pondremos el horno a 240 grados, y ahora si, con las pechugas boca arriba lo introducís en horno por unos 15 o 20 minutos, o hasta que tome un bonito color dorado, unos 5 o 10 minutos más por el otro lado, y lo retiráis del horno. Envolverlo en papel de aluminio hasta el momento de trincharlo. No trincharlo justo después de salir del horno ya que las carnes han de reposar siempre un rato antes de ser trinchadas.



Esta receta, no es mía, el de Heston Blumenthal, propietario del restaurante Fat Duck en las cercanías de Londres. La he cocinado varias veces y todo el mundo me ha comentado que era el mejor pollo asado que habían probado.



Una salsa para acompañar este plato. Dorar unas carcasas de pollo, que os facilitarán en el mismo puesto donde compréis el pollo, en una cazuela, añadir una bresa de cebolla, puerro y zanahoria. Cuando hayan tomado un color tostado, pero sin quemarse añadir una cucharada de harina y tostarla un poco. Echar una copa de vino blanco o tinto, según os guste más el color de la salsa y añadir tres vasos de agua y dejar cocer por espacio de media hora. Colar el líquido restante y añadir unas hojas de estragón fresco y una copita de brandy y dejar que hierva 10 minutos más.


Un delicioso puré de patatas o un gratin Dauphinois ( receta que encontraréis también en este blog), ideal para acompañar este jugoso pollo asado.

5 comentarios:

  1. Proprio utile la tua ricetta, giá che domani ho degli invitati e volevo farlo! Grazie Alejandro!

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  2. Tiene muy buena pinta intentaré hacerlo haber que tal

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  3. Eres genial, Alejandro, nunca había leído una descripción tan precisa y tan pedagógica de cómo, cuanto, el què y el porqué de un proceso, que sólo con leerla dá la sensacion de estar en la cocina preparándolo... ummmm

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