Por qué perdió el joven concursante en Master Chef ?
Se decantó por hacer cocina tradicional. Se atrevió a
cocinar unas humildes borrajas. Se atrevió a cocinar a la reina de los bosques,
la becada. E hizo un postre con tradición, melocotones al vino, con un bizcocho de anís y un helado de albahaca.
Cometió el error de no cocinar la becada en su justo punto,
tarea más que difícil. Jamás la había cocinado, ni jamás la había catado. Su
atrevimiento le llevó a perder el concurso. O no fue eso ?
La ganadora se decanto más por la línea de la modernidad,
esferificando alcaparras para hacer una ensalada de espárragos con huevos poché
de codorniz. Cocinó como plato principal una Raya, pescado aunque sabroso no es
de consumo habitual. Y se decantó por un postre de aguacate con piña, que mi
paladar se hubiera negado a probar. Pero ganó ! Fue más lista, si, más lista,
ya que no gustándole demasiado ese tipo de cocina como había proclamado otras
veces durante el concurso, sabía que había que “echarle de comer al jurado”
Volviendo a la cuestión. La buena cocina, la de verdad, que fue la que practicó el joven concursante,
no admite fallos. Porque estos saltan a la vista ( o quizá mejor dicho, al
paladar ) y hasta el jurado se dio cuenta de ellos. Sin embargo la cocina
“confusión” entra dentro del limbo gastronómico, y tan perplejo deja a
profesionales como a aficionados. Se comería el Sr. Roca , (miembro emérito del
jurado de la final ) o su hermano, también emérito, o el Sr. Cruz o el Sr. Rodríguez,
o la Sra. Vallejo-Nájera muchas
esferificaciones de alcaparras ?. Se comerían muchos postres como el que la
ganadora hizo ? Permítanmelo dudarlo !
Y esta es la cocina ganadora de hoy en día. Qué se le va a
hacer !
Hablaba en mi anterior entrada de los restaurantes que
hacían los mejores soufflés han hoy desaparecido. Estoy convencido que irán
desapareciendo en España todos los tradicionales de alta cocina, quizá en el País
Vasco aguantarán mejor el embate ya que como he dicho en anteriores ocasiones
allí la comida de la toman muy en serio. Pero en el resto de España están en peligro de
extinción como el Lince Ibérico. Eso si, quedarán muchos mesones y asadores,
que afortunadamente nos seguirán dando bien de comer con sus pucheros y
cocidos, con sus chuletones y sus pescados maravillosamente asados al fuego de
llena. Con sus cremas catalanas y sus quesos con membrillo, pero los que en un
tiempo recordaban a Escoffier o a Brillat Savarin, estos ya no tienen cabida en
nuestro país. Habrá que ir a Francia para esta cocina y quizá también para
otras actividades.
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