Como bien indica su nombre
este es un plato de la cocina francesa. Su traducción a la lengua cervantina
sería guiso de ave con cagarrias o en un lenguaje más actual fricasé de pollo
con colmenillas.
Hablemos un momento del
fricase. El fricasé , en francés, fricassée es un guiso cremoso donde no
faltarán las verduras o las setas. Sus orígenes se pierden en el ocaso de los
tiempos, era un modo de cocinar piezas pequeñas o cortadas, de ahí su sufijo
casseé.
Jean Anthelme Brillat
Savarin ya describe en su libro la fisiología del gusto 1825, un fricasé de
escargots aux morilles ( caracoles y colmenillas), posteriormente el gran
cocinero francés Auguste Escoffier nos recrea con una de las primeras versiones
del mar y tierra en el hotel Ritz de París con un fricassée de volailles aux
ecrevisses ( ave y gambas ).
Ni mucho pretendo acercarme
a estos dos grandes monstruos culinarios pero aquí os dejo con este Fricassée
de volaille aux morilles que preparé el otro día.
Pero antes de nada, un
minuto para hablar de una de las mejores setas que se pueden comer, las
colmenillas (Morchela conica). Se da a conocer por su cartilaginoso tacto y
suave sabor. Es prima lejana de la trufa
y, al igual que ésta, es difícil de encontrar.
Su escasez provoca un halo de exclusividad -el Papa Bonifacio VIII llegó
a promulgar un edicto de excomunión para todos aquellos que las recogiesen en
los terrenos del Vaticano- que se intensifica estos días con los ejemplares
frescos que crecen en prados, alamedas y torrentes, además de bosques anteriormente
asolados por el fuego.
Una advertencia, hay siempre
que asegurarse que han sido bien cocinadas, y jamás comerlas en crudo, ya que
son tóxicas. Salvado ya este peligro,
Vayamos ahora con la receta
Tan sólo utilicé los
contramuslos de unos pollos de
corral , considero que es el corte del pollo más exacto para
guisar. Tras salpimentarlos, los doré en una cazuela con mantequilla y aceite
de oliva.
Una vez bien dorados, los retiré y en la misma cazuela sofreí
escalonias, cebollas y unos lardones de tocino ahumado. Posteriormente añadí
las colmenillas, al ser secas , había
tenido en remojo en agua templada. Un par de cucharadas de mostaza a la antigua
completaron el sofrito. Añadí dos copas de vino blanco, dejé reducir y añadí el
agua de remojo de las colmenillas tras haberlo filtrado, ya que puede quedar
algo de tierra.
Incorporé de nuevo a la
cazuela los contramuslos de pollo y dejé cocer a fuego lento y con la cazuela
tapada. El tiempo de cocción lógicamente lo determinará el tamaño de los trozos,
de media a tres cuartos de hora.
Retiré el pollo de la
cazuela y añadí crema de leche al caldo de cocción. Dejé reducir hasta
conseguir la textura adecuada.
Finalmente puse el pollo
sobre una bandeja y napé con la salsa resultante. Acompañé el guiso con unos
nouilles a la crema.
Alejandro es fantástico como lo haces! Es un plato buenísimo
ResponderEliminarBuenas noches, un plato exquisito, pero lo que pone de añadir el agua de las colmenillas para hidratarlas , no es toxico?El chef Luis Antonio Carcas, del restaurante Casa Pedro me dijo que no se podia utilizar. Que me aconseja ? . Gracias.
ResponderEliminarAl igual que las colmenillas, el agua donde han sido hidratadas también. Pero la toxicidad se pierde tras la cocción. Yo así siempre lo he hecho y de momento aún sigo vivo !
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