jueves, 30 de octubre de 2014

Rape a la Nyoca

Me propuse crear esta sección de un minuto más en la cocina para dar a los platos una pequeña vuelta y transformarlos en nuevos sabores.

Hoy voy a explicar este rape a la Nyoca, aunque sea un plato clásico de la cocina mediterránea, tan sólo se requiere de ese minuto más en la cocina.

Nyoca, es un término catalán que hace referencia a frutos secos, avellanas, almendras, piñones y pasas que se acostumbraban regalar en los bautizos de los recién nacidos como augurio de prosperidad.



Era un plato que servía en la Barcelona de los años 80’ en buena parte de los restaurantes de lujo de por aquel entonces. Hoy ya todos ellos desaparecidos, me refiero a Finisterre, a Reno, al Quo Vadis. Se solía hacer bien con rape o bien con lenguado, la preparación es idéntica con ambos pescados. Pero generalmente se hacía con lenguado y se presentaba en esas bandejas de plata, donde posteriormente el maître, después de presentarlo, sabiamente y con elegancia limpiaba y te emplataba el pescado.

Bueno, tras esta breve y nostálgica explicación vamos a ver como disponemos de ese minuto más en la cocina.

Muchas veces habremos frito un lenguado o unos trozos de rape que nos servirán para nuestro almuerzo o para nuestra cena. Aunque si el pescado en si ya es bueno parecería innecesario complicarse más la vida, pero a veces, si tenemos invitados o nos gusta agasajarnos a nosotros mismos vamos a convertirlo en algo más suntuoso. Eso si, también más calórico !



En una sartén fundiremos una buena cantidad de mantequilla. Seamos generosos, ya que se ha de convertir luego en la salsa. Añadiremos unas gotas de aceite de oliva para evitar que se ennegrezca la mantequilla* y freiremos unas avellanas, una almendras y unos piñones. A continuación añadiremos las pasas y por último unos tomates cherrys, enteros, o partidos por la mitad, como más os guste. Yo prefiero ponerlos enteros ya que al comerlos te explotarán sutilmente en la boca.

Introduciremos el pescado frito unos segundos para que absorba parte de la salsa y ya lo podremos emplatar.



Un minuto más en la cocina y otro éxito asegurado !


*se puede clarificar la mantequilla para que esta no se queme ( yo suelo clarificar la mantequilla)

martes, 28 de octubre de 2014

Fricassée de volaille aux morilles

Como bien indica su nombre este es un plato de la cocina francesa. Su traducción a la lengua cervantina sería guiso de ave con cagarrias o en un lenguaje más actual fricasé de pollo con colmenillas.

Hablemos un momento del fricase. El fricasé , en francés, fricassée es un guiso cremoso donde no faltarán las verduras o las setas. Sus orígenes se pierden en el ocaso de los tiempos, era un modo de cocinar piezas pequeñas o cortadas, de ahí su sufijo casseé.

Jean Anthelme Brillat Savarin ya describe en su libro la fisiología del gusto 1825, un fricasé de escargots aux morilles ( caracoles y colmenillas), posteriormente el gran cocinero francés Auguste Escoffier nos recrea con una de las primeras versiones del mar y tierra en el hotel Ritz de París con un fricassée de volailles aux ecrevisses ( ave y gambas ).



Ni mucho pretendo acercarme a estos dos grandes monstruos culinarios pero aquí os dejo con este Fricassée de volaille aux morilles que preparé el otro día.



Pero antes de nada, un minuto para hablar de una de las mejores setas que se pueden comer, las colmenillas (Morchela conica). Se da a conocer por su cartilaginoso tacto y suave sabor.  Es prima lejana de la trufa y, al igual que ésta, es difícil de encontrar.  Su escasez provoca un halo de exclusividad -el Papa Bonifacio VIII llegó a promulgar un edicto de excomunión para todos aquellos que las recogiesen en los terrenos del Vaticano- que se intensifica estos días con los ejemplares frescos que crecen en prados, alamedas y torrentes, además de bosques anteriormente asolados por el fuego.
Una advertencia, hay siempre que asegurarse que han sido bien cocinadas, y jamás comerlas en crudo, ya que son tóxicas. Salvado ya este peligro,

Vayamos ahora con la receta
Tan sólo utilicé los contramuslos de unos pollos de corral, considero que es el corte del pollo más exacto para guisar. Tras salpimentarlos, los doré en una cazuela con mantequilla y aceite de oliva. 



Una vez bien dorados, los retiré y en la misma cazuela sofreí escalonias, cebollas y unos lardones de tocino ahumado. Posteriormente añadí las colmenillas,  al ser secas , había tenido en remojo en agua templada. Un par de cucharadas de mostaza a la antigua completaron el sofrito. Añadí dos copas de vino blanco, dejé reducir y añadí el agua de remojo de las colmenillas tras haberlo filtrado, ya que puede quedar algo de tierra.


Incorporé de nuevo a la cazuela los contramuslos de pollo y dejé cocer a fuego lento y con la cazuela tapada. El tiempo de cocción lógicamente lo determinará el tamaño de los trozos, de media a tres cuartos de hora.




Retiré el pollo de la cazuela y añadí crema de leche al caldo de cocción. Dejé reducir hasta conseguir la textura adecuada.



Finalmente puse el pollo sobre una bandeja y napé con la salsa resultante. Acompañé el guiso con unos nouilles a la crema.





jueves, 23 de octubre de 2014

Manhattan Cóctel

Otro de los grandes cócteles es el Manhattan.



De origen incierto aunque sobre él hay muchas leyendas, una de ellas y la más popular sobre su origen, se le atribuye la invención a Jenny Jerome, esposa de Randolph Churchill, mientras celebraba la exitosa campaña a gobernador de Samuel Jones Tilden en el New York City's Manhattan Club, situado enfrente del Empire State Building. No obstante, al parecer dicho banquete tuvo lugar en noviembre de 1874, cuando Lady Churchill estaba en Inglaterra, dando a luz a su hijo Winston Churchill.



Sin embargo, yo he leído una bastante graciosa, no de su origen sino de una anécdota acontecida en el Lotus Club de Nueva York.
Uno de los socios estaba sentado en el jardín del club y le pidió al camarero un Manhattan. Cuando el camarero le servía el cóctel al socio, se cayó una diminuta hoja de un árbol en la copa, sin éste percatarse. Si lo hizo el socio cuando le sirvieron el cóctel. Éste llamó de nuevo al camarero y le preguntó que le había servido. Un Manhattan señor, como me había pedido, respondió el camarero. Y esto ? señalando []el socio la hojita. Entonces, el camarero, muy serio se fijó y dijo. Señor, esto es Central Park.

Vayamos ahora a su preparación.

Realizaremos el cóctel en vaso mezclador con abundante hielo, y siempre de buena calidad, es decir cubitos no demasiados grandes y absolutamente transparentes.
Enfriaremos bien el vaso y con la ayuda del gusanillo colaremos el agua residual. Añadiremos entonces 2/3 partes de Bourbon * y 1/3 de vermut rojo mezclaremos y finalmente 2 gotas de angostura. Serviremos en copa de cóctel con una tira de piel de naranja y una guinda roja (opcional).

* Yo utilizo Bourbon para este cóctel, aunque lo más acertado sería Whisky de centeno.



Variaciones

Dry Manhattan: con vermut seco en lugar de vermut rojo
Perfect Manhattan: con partes iguales vermut rojo y seco.
Brandy Manhattan: con brandy en lugar del whisky de centeno o bourbon
Latin Manhattan: con partes iguales de ron blanco, vermut rojo y vermut seco y se añade un chorrito de granadina.


Y ahora una variación mía. El St. Patrick Manhattan : con whisky irlandés y vermut rojo a partes iguales, sin angostura, un twist de naranja y un pequeño trozo de piel de naranja rectangular, recordando la anécdota del Lotus Club.

martes, 21 de octubre de 2014

Ensalada Niçoise

La ensalada Niçoise, a veces también llamada  ensalada nizzarda, es un tipo de ensalada famosa en todo el mundo que proviene de la región Costa Azul de Francia, y fue originariamente concebida en la ciudad de Niza.



Esta ensalada de creación francesa es muy habitual en las zonas costeras lindantes al Mediterráneo. Sus principales ingredientes son todos de carácter Mediterráneo así como su aliño.

Aunque finalmente explicaré como preparo esta deliciosa ensalada, antes me quiero dar un garbeo hablando de las ensaladas.

Las ensaladas, pueden ser un maravilloso entrante aunque por desgracia las que se ven por ahí en muchos restaurantes tienen un aspecto carcelario. Una ensalada, para nada es un montón de vegetales puestos sin ningún criterio encima de un plato y con la consabida botella de aceite y otra de vinagre. Antes eran unas tremendas aceiteras con un ridículo salero y otro aún más ridículo pimentero, lo que se llamaba un convoy. El nombre ya de por si se las traía.



Sin embargo, cuando hoy todavía se pide una "ensalada variada" te sigue persiguiendo tal esperpento. Lechuga, generalmente iceberg,  tomates cortados sin más, aceitunas con o sin hueso, algunas veces rellenas, zanahoria, generalmente rallada y unos aros de cebolla. Quizá un trozo de pimiento por lo general rojo y a lo sumo un poco de atún. Y ya cuando es absoluta la generosidad del local añadirán un espárrago. A todo eso se le llama "ensalada variada", y con el convoy al lado. Sin comentarios.



Hay quien a las lechugas les llama ensalada. Pues no, una cosa son las lechugas y otra muy diferente las ensaladas. Lechugas hay de muchos tipos, desde las más rústicas como la romana hasta las más variadas como la hoja de roble, el lollo rizado o el lollo roso. Deliciosa y jugosa es la Trocadero, así como los cogollos. Pero si hay una de la que mejor ni acercarse es  la iceberg. Esa que viene envuelta en celofán y tanto se vende porque no hay que lavarla y es fácil de cortar. Deberían sacarla del consumo humano. Eso si, es la más solicitada.



Otro de los ingredientes de las ensaladas deben ser las hierbas como berros, canónigos, rúcula, achicorias, espinacas tanto verdes como rojas. Y a partir de ahí ya podemos empezar a preparar una ensalada. Y por supuesto un aliño diferente para cada ensalada, y que este ya vaya integrado en el plato.

En mi concepto de ensaladas, a parte del aliño, deberá haber siempre cuatro premisas.
1 algún tipo de hierbas o lechugas
2 alguna proteína, ya sea pollo, salmón, atún, queso, gambas ...
3 alguna fruta, seca o fresca. Pasas, orejones, dátiles o frescas como      manzanas, fresas, peras ...
4 algún elemento crujiente como frutos secos, cuscurros o torreznos.

Aliños:
. Vinagretas de diferentes tipos ( hay cientos )
. A base de mayonesa con todas sus versiones, tártara, salsa rosa, al curry, con      trufa....
. Con lácteos y sus derivados como yogur o crème fraiche, o de quesos.


Pero si queremos hacer una ensalada algo diferente aquí tenemos la Ensalada Niçoise



Ingredientes:
Cogollos de Tudela partidos en cuartos
Patatas cocidas y posteriormente peladas o no, cortadas en rodajas algo gruesas.
Judías verdes finas cocidas
Atún o ventresca en aceite de oliva
Alcaparras (para el aliño)
Anchoas
Aceitunas ( las de Niza lógicamente serán las ideales)
Tomates Cherry
 Huevo cocido 8 minutos. La yema aún ha de quedar un poco cruda.

Aliño
Prepararemos una vinagreta con mostaza de Dijon, anchoas picadas muy finas, alcaparras también picadas,  aceite, vinagre de Jerez, sal y pimienta, y unas gotas de salsa Worcestershire (Perrins, por ejemplo) Hay quien le añade ajo, no es mi caso,  ya que el ajo crudo es un sabor que detesto.

Preparación
Dispondremos en la bandeja de servir o bajo cada plato una cantidad de aliño, y sobre el cual pondremos los cogollos.
Pasaremos las patatas por el aliño y colocaremos encima de los cogollos.
Desmenuzaremos una lata de atún en aceite de oliva que mezclaremos con las judías verdes y también pasaremos por el aliño. Y colocaremos encima de las patatas.
Finalmente unos lomos de anchoas coronarán la ensalada. A los lados pondremos los tomates, las aceitunas y los huevos cortados a cuartos.



miércoles, 15 de octubre de 2014

Dry Martini

Poco he escrito en este blog acerca del vino y de los cócteles, o mejor dicho, casi nada. Tan sólo de vez en cuando he hecho alguna recomendación para acompañar algún plato y algún que otro queso.



Los que me vais conociendo, sabéis de mi afición por el Dry Martini. Para mí, el rey de los cócteles. Lo bueno de esta afición, es cuando te encuentras a otro adicto como tu a tal bebida, inmediatamente se entabla una conversación. Difícilmente esto ocurre con cualquier otra bebida. No conozco a nadie que compartiendo una cerveza o un cubalibre hablen de sus anécdotas con tal bebida.
Los cócteles, unen más de lo que parece.

Yo tengo una bonita anécdota que contaros acerca del Dry Martini. 


Hace ya varios años, estaba invitado en la embajada de España en México, cuando mi querida amiga la embajadora en aquel entonces, me presentó al hoy ya desaparecido Álvaro Mutis. Acercándonos ambos a la mesa donde se servían las bebidas, Don Álvaro preguntó si le podían servir un Dry Martini. El camarero, entonces se excusó al no poderle servir dicho coctel, pero eso dio pie a nuestra conversación.
-Aprecio, Don Álvaro que es Ud. muy aficionado al Dry Martini.
- Pues no la sabe Ud. bien. Mantenía grandes discusiones acerca de esta cordial bebida con su compatriota Luis Buñuel. Siempre nos retábamos a ver quien de los dos hacía el Dry Martini “perfecto”. Le puedo asegurar – continuaba diciendo, que los de él nunca llegaban a la perfección como los que yo hago. Y de lo que más triste estoy es no poder invitarle hoy a uno de ellos, pues creo que he dado con el “perfecto”.
Me empezó entonces a hablar de la mínima cantidad de vermut que añadía al coctel, de la temperatura de la aceituna, de la copa, y de otros curiosos pormenores.
Fue entonces cuando yo le hablé de la Ginebra
-Don Álvaro, me parece muy interesante lo que me está contando, pero hablemos de la ginebra, ya que es el ingrediente principal del coctel. Cuál para Ud. es la más adecuada ?
Le cambió la cara e hizo una mueca algo pícara.
-Usted, es de Barcelona, me dijo, y tiene una ventaja. En Barcelona se hace la mejor ginebra para el Dry Martini, la Giró.
Coincidí plenamente ya que es la que yo siempre utilizo para el Dry Martini y alabe también su preferencia.
-Pero, Don Álvaro, esta no la encontrará ni en Colombia, ni por aquí, ni tampoco en los Estados Unidos, qué hace entonces ?
- En Colombia, no la hay, pero me la hago traer por algún amigo o tengo ciertos “contactos” para poder tomarla en mi casa. Pero cuando estoy fuera de casa y voy a algún restaurante, siempre pido un Dry Martini de Giró, a lo que siempre me contestan que no la tienen. Mi respuesta, siempre es la misma. Entonces, mientras sea un London Dry, me es indiferente !
Me dio su tarjeta, que aún guardo, con la promesa que si iba algún día por Colombia le llevaría un par de botellas de Giró.

Este gran coctel, me acompaña irremediablemente todos los fines de semana del año antes de cenar. Generalmente, me tomo uno, y una espuela. Explicaré que es la espuela, la espuela consiste en verter del vaso mezclador el agua que ha ido soltando el hielo mientras estaba tomando el Dry Martini. Añadir entonces tan sólo un chorrito de Ginebra, mezclarla para que se enfríe y nos proporcionará  no más de media copa del coctel, al que de nuevo se añadirá un twist de limón.



Importante también es el tamaño de la copa, hay que huir de las muy grandes, no tan sólo por que son de mal gusto sino que además se calentará la bebida. Yo prefiero una copa relativamente pequeña, a ser posible de cristal. En el conocido restaurante de México DF, San Ángel Inn, tienen la bonita costumbre de servirlo en una delicada copa pequeña, y al lado en un cubilete metálico protegido por hielo te sirven un poco más. Una delicia !

Es un coctel tanto literario como cinematográfico, cargado de grandes recuerdos. Quién no recuerda a Jack Lemon en “el apartamento “ tomando unos cuantos y formando una estrella con los huesos y las aceitunas. O a William Powell en “al servicio de las damas” haciendo de mayordomo y sirviendo elegantemente esta bebida. Era el coctel favorito de Gary Grant y de Humphrey Bogart. De Luis Buñuel y de Alfredo Landa. De Truman Capote y de Álvaro Mutis. También del legendario James Bond, aunque este último esta fuera de la ortodoxia.



Preparación del Dry Martini



Es un coctel que se realiza en vaso mezclador. Enfriaremos el vaso con hielo de buena calidad, removeremos y vaciaremos a través del gusanillo el agua que haya quedado tras enfriar el vaso. Añadiremos ginebra, a ser posible Giró, y removeremos durante unos 20 segundos. Una gota de vermut blanco seco y unas vueltas más con la cucharilla mezcladora. Verteremos delicadamente ayudándonos del gusanillo sobre una copa de coctel que teníamos guardada en el congelador. Una aceituna verde manzanilla con hueso clavada con un palillo se depositará dentro, así como un twist que exprimiremos de la corteza de un limón para que suelte sus aceites.

Variante del Dry Martini, el Gibson


Se sustituirá la aceituna por una cebolleta en vinagre, y se suprimirá el twist de limón. 

martes, 14 de octubre de 2014

Langostinos picantes con cebolleta y radicchio



No suele ser habitual en mi blog, divulgar platos de este tipo. Los que me vais siguiendo sabéis que estoy más cerca de la cocina tradicional que de estos nuevos menesteres.



Fue una receta totalmente improvisada. El pasado viernes, día que acostumbro ir al mercado a buscar pescado para llevármelo a Puigcerdá, vi con asombro que unos fresquísimos langostinos, iban a 20€ el kilo. Me lancé a por ellos. Acostumbro a llegar a mi destino de fin de semana sobre las 9 de la noche, y no me da tiempo de pasarme un buen rato en la cocina, por lo cual acostumbro los viernes a hacer una cena rápida. Ya que antes tengo que tomarme mi riguroso Dry Martini.

Mientras seguía en el mercado, iba pensando como los prepararía, a la plancha o simplemente cocidos ya hubieran sido un manjar. Sin embargo, ese duendecito de cocinero que llevo dentro me obligó a pensar un poquito más. En el puesto de frutas y hortalizas, vi unas deliciosas cebollas de verdeo y unas achicorias rojas  o radicchios. Ahí se me empezó a iluminar la mollera, y me hice también con ellas.



Explicaré, para quien no conozca las cebolletas de verdeo, que son unos brotes muy jóvenes de cebolleta tierna, que pueden recordar a los ajos tiernos pero son de mayor calibre.



Tras el ritual del Dry Martini, entre en la cocina, y empecé a preparar esos langostinos. Lo que si tenía claro era que deberían ser picantitos.

Empecé salteando en la sartén unos ajos, juntamente con las cebolletas y un par de cayenas, igual, le puse tres.




Enharine con harina, y abundante sal y pimienta los langostinos que añadí al salteado anterior, lo flambee con brandy y añadí un poco de caldo de marisco concentrado ( siempre hay que tener en la cocina algunos productos que nos sacarán de apuros y nos darán ciertas alegrías ). A continuación añadí el radicchio cortado en juliana que se hace rapidísimo. Un minuto en la sartén, y a la mesa.



Os puedo prometer que estaban deliciosos y el éxito sorprendió  a la propia empresa.

Mientras los íbamos degustando e irremediablemente nos manchábamos las manos nos recordó un agradable y picante sabor oriental.

Seguro algún día los repetiré!


martes, 7 de octubre de 2014

Roast Beef

El Roast Beef

El Roast Beef o Rosbif, es un plato que hemos tomado en infinidad de ocasiones. Se suele comer generalmente frío o algo atemperado, acompañado de una salsa humeante y con una guarnición de patatas, ya sean asadas o en puré y verduras.

Como su nombre indica es un asado de buey. La carne de buey se caracteriza por un color rojo intenso, compacta, con grasa entrevenada (como el jamón de bellota), con un sabor más fuerte cuando se degusta. El color de la grasa suele ser blanco nácar o ámbar, tirando a dorado, siendo esto indicativo de que el animal ha tenido una alimentación natural con pasto y cereal. Son animales castrados con no menos de 48 meses de edad, una vez sacrificado el buey, su carne permanece en cámara frigorífica por un periodo entre 15 y 45 días , dependiendo del tipo de raza, alimentación, condiciones de vida, etc. En este proceso se produce una evaporación de la humedad de la carne. El músculo se va convirtiendo en una carne tierna y de excelente textura.

Hoy en día, el buey es un bien escaso, y el que más se asemeja es la vaca vieja o vaca madura. Son animales que se retiran de la producción de leche, y que tras un periodo de varios meses de ceba, se sacrifican y se sacan al mercado como “carne de buey”. También se comercializa carne de “vaca machorra”, ya que ha sido esterilizada o nunca ha sido fecundada. De igual manera, son animales con más de 48 meses de vida. Pero, son vacas no es buey.



Cómo realmente distinguirlos ? Afortunadamente, existen productores serios que nos venderán uno u otro producto. La diferencia de precio es notable, el buey puede llegar a costar el doble que la vaca vieja, ya que se calcula la cabaña de un buey por cada mil vacas !

Y ahora, antes de cocinarlo, vayamos a por el corte más exacto para tal fin. Yo suelo usar dos tipos de cortes, el lomo bajo, o el culatín (punta de cadera). Como se que generalmente no encontraré buey de verdad, utilizo la nada despreciable vaca vieja. La cual compraré con un mínimo de maduración de 30 días. Como no acabo de fiarme nunca de la maduración de una carne, suelo dejarla unos diez o quince días más en la nevera. Me sacan de quicio las personas que congelan la carne ! o que se la hacen cortar en filetes al carnicero. No hay nada más fácil que cortar carne.



Vayamos a la preparación.

Si se trata de lomo bajo o bien de culatín la preparación será la misma. Limpiamos bien la carne de su grasa y la pondremos en un adobo de aceite, brandy, mostaza en polvo, pimienta y hierbas aromáticas por un tiempo no inferior a seis horas.

Si la pieza que vamos a asar es inferior a 2 kilos, no hará falta acabarla en el horno. A fuego muy fuerte sellaremos por todos los lados la carne añadiéndole ahora la sal. Para una pieza de un kilo la tendremos cuatro o seis minutos por cada lado, si la queremos muy roja o de 6 a 8 si nos gusta algo más cocida. Apagaremos el fuego y añadiremos unas nueces de mantequilla e iremos bañando cuidadosamente el asado, en ese momento si se desea se pueden añadir también unas hierbas frescas como romero, tomillo u orégano. Taparemos el recipiente de cocción y dejaremos allí una media hora. Transcurrido ese tiempo retiraremos la carne y la envolveremos en papel de aluminio hasta el momento de su corte.
Ahora vamos a preparar la salsa. Calentaremos de nuevo la cazuela, y añadiremos una cucharada sopera de harina que tostaremos bien con la grasa resultante. Cuando haya cogido un bonito color tostado añadiremos una generosa copa de Jerez seco o manzanilla, dejaremos que reduzca y añadiremos un generoso chorro de caldo de carne y dejaremos cocer hasta que reduzca hasta la mitad. En este momento, me gusta añadirle otra copa de Jerez, esta vez dulce para compensar la acidez de la salsa y dejo cocer otros diez minutos.

Llegó el momento de cortar la carne. No cortar más de la que se vaya a utilizar, ya que se podrá ir usando en días posteriores. Envolver la que os quede de nuevo en papel de aluminio.



Creo que el mejor acompañamiento será un puré de patatas clásico.


Y no hay que olvidarse del fabuloso sándwich de Rosbif que otro día de él hablaremos !!!

Un minuto más en la cocina (La Pizza Perfecta)

La Pizza perfecta

En el capítulo de hoy, no voy a explicar como hacer la mejor pizza, hoy y dentro de esta sección "un minuto más en la cocina" voy a dar unas ideas para comer una suculenta pizza de supermercado.

Quién no ha paseado por la sección del supermercado para comprar una pizza, y meterla en el horno ? Se encontraran de infinidad de sabores, desde las más simples hasta las más complicadas.



Mi primer consejo sería que os abstuvierais de entrar en un supermercado y acudierais a alguno de tantos establecimientos italianos que hay en casa todas las poblaciones, y comprarais la más simple de todas ellas. La Margarita. Tomate y mozzarella. Si no existiera un establecimiento italiano, hacer lo mismo en los lineales de pizzas de los supermercados. Comprar la Margarita, que os de más confianza.



Ahora empezará este proceso de transformación de una rutilante pizza en algo realmente gustoso. Empezar comprando el queso que más os guste, Gruyere, Appenzeller, Comté o incluso Gorgonzolla o cualquier otro queso. También se puede optar a poner más de uno. Algo que también deberéis comprar es algún embutido tipo Coppa de Parma, Speck, Mortadela, o incluso salchichón, lomo o jamón ibérico.
Unos dátiles y unas nueces picadas le van muy bien a esta innovadora Pizza.

Es la hora de sacar la pizza del envoltorio y añadir todos los elementos que queráis a excepción de los embutidos. Las nueces y los dátiles irán en primer lugar y encima de estos el queso.

Es hora de meterla en el horno siguiendo las instrucciones del fabricante.

Mientras tanto aliñar, por ejemplo, un poco de rúcula en una vinagreta de miel y mostaza, o cualquier tipo de ensalada con el aderezo que más os guste.

Cuando saquemos la pizza del horno añadir entonces los embutidos que habíais seleccionado, el calor de la pizza los calentará de un modo perfecto, sin haber sido ellos destruidos por todo el tiempo de cocción en el horno.

Acabar poniendo esos brotes de ensalada encima de la pizza y ponerle unas lascas de queso Parmesano.




Qué duda cabe que hacerla en casa desde un principio, amasando y dejando reposar la masa. Haciendo una perfecta salsa de tomate, sabiamente aliñada con sus hierbas aromáticas y su perfecta textura, saldrá siempre mejor. Pero, entre esto y comprarla ya preparada con todos sus ingredientes y sin más, meterla al horno, hay una gran diferencia. Y, sólo estando un minuto más en la cocina !

miércoles, 1 de octubre de 2014

Un minuto más en la cocina. 1

Muchos de mis lectores dicen que mis recetas pueden llegar a ser complicadas. No les quito la razón. Por este motivo se me ha ocurrido crear un nuevo espacio que sea todo lo contrario.
En “un minuto más en la cocina”, mi idea es transformar los platos de diario en algo más suculento y apetecible con unas brevísimas aportaciones.
A veces, me invitan a comer o cenar a alguna casa y conociendo mis dotes culinarias siempre hay quien me dice “sabiendo como cocinas estoy preocupado(a) por lo que te voy a dar “. No es cierto, ya que mi educación me prohibiría hacer un comentario negativo a alguien que ha tenido la gentileza de invitarme a su mesa.

“¿Por qué no me ayudas?”
A lo que siempre accedo y lo hago encantado. Si he de decir verdad, muchas veces lo hago por mi propio interés.

Por eso, en esta nueva “etiqueta” en mi blog quiero aportar unos pequeños trucos para los no demasiado expertos, sin complicarles la vida.

Hoy empezaré con una simple pechuga de pollo a la plancha.


¿Quien no ha cocinado una pechuga de pollo a la plancha?, puede ser de lo más aburrido y poco apetecible, seca y sin ninguna gracia.

Ahí van mis primeros consejos.
Lo primero que hay que hacer, es pedirle al carnicero que nos la abra en filetes como para empanar. Incluso, me parece que en los lineales de los supermercados ya existe este corte.
Cuando lleguemos a casa o  la vayamos a cocinar la pondremos en una bandeja con un adobo de aceite, limón, un poco de curry, unas hierbas aromáticas (el estragón es la que mejor le va) sal y pimienta.


Al ser finas, con muy poco rato en la plancha o sartén estarán ya cocinadas.
Cualquier acompañamiento servirá, desde unas patatas fritas hasta unas verduras salteadas.

E incluso, vamos a preparar una salsa de lo más fácil. En igual proporción mostaza y miel que removeremos con un tenedor para homogeneizarla.




Hemos estado el mismo tiempo en la cocina, quizá un minuto más, pero el resultado salta a la vista !