Para mi este es otro de los grandes, tiernos, semicurados y curados a cual mejor. Cada uno tiene su momento.
Recuerdo que una vez una buena amiga menorquina me trajo a Puigcerdá uno curado, estaba delicioso. Era la hora del aperitivo y le pregunte que le apetecia tomar. Me pregunto que iba a tomar yo, dude un instante y dije que me iba a preparar un Manhattan. Ese queso bastante curado y los aromas de ese cocktail hicieron una gran pareja.
Pero, tambien recuerdo otra vez. Esta vez en Palma de Mallorca, tenia que ir para una gestion en la galería donde tenia que llevar unos catálogos para una exposición. En aquel momento la galeria a la que iba estaba cerrada y habia un señor esperando tambien en la puerta. Le pedi amablemente si me podia guardar un paquete mientras iba a hacer una gestion.
La gestion no era otra que ir al bar Bosch y pedir una " llagosta entomatigada amb formatge maones" .
El proceso de elaboración del queso ha sido durante mucho tiempo invariable en todos los lugares menorquines, donde se han seguido prácticas muy antiguas. Se trata de un ancestral conjunto de técnicas que se ha transmitido de padres a hijos, y su aplicación define y origina el auténtico queso. Las vacas lecheras de Menorca son mayoritariamente de raza frisona y de singulares ganaderías de raza menorquina.
En general, la pasta tiene una textura firme, que sufre una continua evolución según el grado de maduración alcanzado. El color varia del blanco lácteo hasta el amarillo fuerte. Una característica general es la aparición de los llamados ojos, de tamaño variable aunque nunca superan el tamaño de un guisante.
El queso semicurado es blando y con una notable elasticidad. El sabor es suave, ligeramente salado y ácido; aromas lácteos más evolucionados con cierta reminiscencia a mantequilla, a frutos secos tostados (avellanas), bien definidos y característicos.
En cuanto al queso curado, su sabor y aromas son muy evolucionados, complejos e intensos, con larga persistencia bucal. Sugiere el recuerdo a leña envejecida, a cuero curtido y a cava de maduración. El sabor salado se intensifica y aparece un ligero picazón, perdiéndose el recuerdo de la leche.
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